La realidad del mundo caído la vive cada creyente, de una manera distinta, enfrentando situaciones de persecución, angustia o sufrimiento. El escenario no es para nada esperanzador. Pero esta realidad no es algo novedoso, las escrituras nos muestras como los primeros creyentes enfrentaron situaciones que incluso pueden ser mucho perores que las que hoy enfrentamos. Cuando Pedro escribe su carta los creyentes estaban o habían sido dispersados por la persecución de los romanos. En medio de esa dura situación, Pedro los anima en la gracia de Dios que ha manifestado grandes riquezas espirituales que no se comparan con las terrenales. Además, los anima a estar firmes y fortalecidos en esa gracia, aun en medio de la persecución.
Para nosotros, hoy en medio de la creciente ideología humana, contraria a Dios y a Su Iglesia, Dios nos manda a considerar sus grandes riquezas espirituales que nos ha dado, para estar firmen en Dios y en su gracia que nos ha salvado y nos capacita para la vida cristiana.
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